Clérigo x pablO

Ayudar de manera imperceptible es, a mi modo de verlo, la manera más difícil y noble de ayudar (ahí está el ego, siempre al acecho). Y cuando pienso en ayuda imperceptible, el primer personaje que me viene a la mente es el Clérigo. Fijate qué secundario fue este personaje que ni nombre llegó a tener.

La historia es más o menos así: promediando el final de los ´80, Superman abandona nuestro planeta porque está viviendo una crisis de doble personalidad que pone en peligro a sus seres queridos y a la humanidad en general. Entonces, tipo honesto si los hay, se toma el piróscafo para no lastimar a nadie.

Después de rebotar en el espacio y pasarla bastante mal durante unos 15 números se encuentra con un sacerdote alienígena (también exiliado) que había oficiado de misionero en Kryptón, presenciando el principio del fin en ese planeta. Es el clérigo quien convence a Superman de su heróico destino y de volver a la Tierra. Además le entrega un aparato, el Erradicador, como herencia y símbolo de su estirpe kriptoniana (este aparatito después le traería más de un problema al hombre de acero, pero esa es otra historia).

El clérigo tuvo lugar en muy pocos números de la colección pero su ayuda fue inconmensurable. Esperó en soledad durante 200.000 años al último kriptoniano del universo sólo para ayudarlo a reconocerse, perdonarse y curarse un poco. Al desprenderse del erradicador envejeció y se murió sin que ningún terrícola se enterara del importante papel que había desempeñado.

Se habrá ido en paz porque su destino se cumplió y, al igual que Kal-El, pudo purgar su culpa. Pero a mí, que lo conozco desde los doce años, no deja de darme un poco de nostalgia, qué querés que te diga.